La reducción de emisiones y la búsqueda de la digitalización son objetivos que se refuerzan mutuamente
La presidenta de la Comisión Europea, en su primer discurso sobre el estado de la UE la semana pasada, dejó claro que la Unión Europea va en serio con las reducciones de gases de efecto invernadero. Además, presentó un objetivo nuevo más ambicioso, una reducción general del 55% en las emisiones en 10 años para lograr la “neutralidad climática” para el año 2030.
Para conseguir esos nuevos objetivos van a implantar nuevas medidas entre las que se encuentran las energías renovables, cuya adopción a gran escala es la forma más efectiva de conseguir reducción significativa en las emisiones.
El objetivo actual de la UE es que las energías renovables sean un 30% del total, y mientras que el 70% restante cuente con una eficiencia energética mejorada.
Otro reto de la Comisión Europea es la digitalización. En todo el mundo, la transición a una economía digital se considera un frente clave en la lucha por la reducción global de CO2, y la pandemia por coronavirus ha hecho que la necesidad de cambios hacia un estilo de vida más digital sea aún más evidente.
Los regímenes de confinamiento obligaron a grandes áreas de la UE a ingresar en un mundo digital para seguir trabajando. Nunca antes se había visto tan fácilmente la importancia del desarrollo tecnológico y la innovación en el sector digital.
Sin embargo, la pandemia también ha revelado profundas desigualdades en términos de acceso a esas tecnologías y de su aplicación. Según el relato de la Comisión, estas desigualdades han ralentizado tanto la digitalización económica de Europa como la adopción de prácticas más ecológicas.
La brecha digital entre el norte y el sur de Europa se ha vuelto particularmente evidente. Según un estudio reciente del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea y Euro, el país con la tasa más alta de empleo en teletrabajo fue Luxemburgo (54%), y el que tuvo la tasa más baja fue Rumanía con solo el 27%. Italia, España y Portugal obtuvieron buenos resultados, pero aún están por debajo de la media europea.
Estas tendencias también se reflejan en los resultados del Índice de Economía y Sociedad Digitales, que resume los indicadores relacionados con el rendimiento digital y los utiliza para medir la evolución de la competitividad digital de los estados miembros de la UE. El índice deja claro que varias economías de Europa como Italia, Rumanía y Bulgaria tienen un largo camino que recorrer en términos de digitalización.
Al final, la Comisión ha determinado claramente que la reducción de emisiones y la búsqueda de la digitalización son objetivos que se refuerzan mutuamente.